jueves, 31 de enero de 2008

Creando vida...

Buenas.

Craig Venter, el hombre con el ego más grande del planeta, y su equipo han conseguido sintetizar químicamente por primera vez el genoma completo de una bacteria (Mycobacterium genitalium) (ver noticia). Este es el primer paso, dicen, para la creación de vida en el laboratorio y el pistoletazo de salida para toda una nueva disciplina de la biología, la Biología Sintética. Los objetivos son, dicen, diseñar (micro)organismos a la carta para que nos ayuden en diferentes tareas (bioremediación, medicina, alimentación, etc.). Veremos.

Lo interesante viene ahora. De momento han colocado las letras juntas y en orden, ahora falta comprobar si el texto se lee correctamente y si las instrucciones que se detallan son válidas y dan lugar a un microorganismo que viva y funcione más o menos correctamente. Si eso es así, no se en que posición van a quedar los curas y demás fanáticos del creacionismo más rancio. Si éstos necesitan un ejemplo práctico del "Diseño Inteligente", el nuevo eufemismo que se han inventado los americanos para decir que Dios creo la vida, el hombre y su circunstancia, ya lo tienen: Craig Venter y su equipo han demostrado que con inteligencia se puede diseñar la vida, casi casi a voluntad.












Craig Venter












Imagen de microscopia electrónica de Mycoplasma genitalium

miércoles, 30 de enero de 2008

Pasar por el Haro (II)

Buenas.

Al final el primate ha pasado por el Haro y ha decidido retirar la demanda (ver noticia). Parece que se ha impuesto el sentido común aunque no creo que haya sido el del demandante. Seguramente la opinión pública ha forzado la decisión. Bravo por la gente de bien.

un saludo

Forges

Os cuelgo la viñeta de Forges del pasado sábado en El País. Supongo que os hará sonreir. Si no es así es que estais enfermos de "tomate".

martes, 29 de enero de 2008

Pasar por el Haro

Pasar por el Haro

Buenas.

Llevo ya bastante tiempo sumido en una apatía sin fin que no me deja escribir ni colgar contenidos. Sin embargo, el pasado viernes 25 leí en "El País" una noticia que me quitó la modorra de golpe y me sumió en un estado de rebeldía que me impulsó a escribir de nuevo. Ahí va el titular:

"Un conductor pide 20.000 euros a los padres del joven al que mató"
(ver noticia).

Al principio creí que se trataba de un error tipográfico y el demandante era la víctima del atropello. Después leí con calma la noticia. Aun no salgo de mi asombro. Después he comprobado que no soy un caso único. La gente de bien está que trina. Los más aguerridos han organizado foros de protesta y blogs donde uno puede desfogarse a gusto con el primate demandante. Algunos proponen medidas ejemplares y abogan por un ajuste de cuentas. Otros proponen un boicot a sus empresas y otros, menos atrevidos, prefieren reventar el juicio —que se celebrará mañana miércoles 30 de Enero en Haro (La Rioja)— con gritos y abucheos para forzar que se retire la denuncia.

Yo solo deseo una cosa. Deseo que este primate sea padre. Que tenga hijos, a poder ser más de uno. Deseo que su amor paternal crezca día a día a base de madrugones, toses, fiebres, sonrisas y lágrimas. Quiero que conozca de primera mano el dolor de ver a un hijo enfermo y de desear que la enfermedad desaparezca de su cuerpo para aparecer, multiplicada, en el propio. Deseo que se ría con sus hijos, que comparta sueños e ilusiones, sus alegrías, sus fiestas de aniversario y sus necesarias decepciones. Que desespere con sus lloros y rabietas y que no entienda como ellos entienden. Deseo, además, que sufra esperando de madrugada el regreso de sus hijos pero que nunca reciba la llamada telefónica que anuncia la desgracia con nocturnidad y alevosía. Deseo todo eso. Sólo así podrá, alguna vez, llegar a atisbar el dolor que causó. Sólo así, quizás, llegue a saber que es eso de llevar un peso en la conciencia. Espero eso, nada más. Aunque leyendo lo que he leído y viendo su cara, dudo que así sea.

Punto y aparte.

En relación a lo anterior. El abogado que lleva su demanda también merece un comentario. ¿Hasta donde llega la profesionalidad y dónde empieza la dignidad de cada uno? ¿No es acaso culpable el que le da la razón y el que le asesora legalmente? ¿No hay nadie en este puto mundo que le haya podido convencer que su acto, más que de justicia, es de crueldad?