Pasar por el Haro
Buenas.
Llevo ya bastante tiempo sumido en una apatía sin fin que no me deja escribir ni colgar contenidos. Sin embargo, el pasado viernes 25 leí en "El País" una noticia que me quitó la modorra de golpe y me sumió en un estado de rebeldía que me impulsó a escribir de nuevo. Ahí va el titular:
"Un conductor pide 20.000 euros a los padres del joven al que mató"
(ver noticia).
Al principio creí que se trataba de un error tipográfico y el demandante era la víctima del atropello. Después leí con calma la noticia. Aun no salgo de mi asombro. Después he comprobado que no soy un caso único. La gente de bien está que trina. Los más aguerridos han organizado foros de protesta y blogs donde uno puede desfogarse a gusto con el primate demandante. Algunos proponen medidas ejemplares y abogan por un ajuste de cuentas. Otros proponen un boicot a sus empresas y otros, menos atrevidos, prefieren reventar el juicio —que se celebrará mañana miércoles 30 de Enero en Haro (La Rioja)— con gritos y abucheos para forzar que se retire la denuncia.
Yo solo deseo una cosa. Deseo que este primate sea padre. Que tenga hijos, a poder ser más de uno. Deseo que su amor paternal crezca día a día a base de madrugones, toses, fiebres, sonrisas y lágrimas. Quiero que conozca de primera mano el dolor de ver a un hijo enfermo y de desear que la enfermedad desaparezca de su cuerpo para aparecer, multiplicada, en el propio. Deseo que se ría con sus hijos, que comparta sueños e ilusiones, sus alegrías, sus fiestas de aniversario y sus necesarias decepciones. Que desespere con sus lloros y rabietas y que no entienda como ellos entienden. Deseo, además, que sufra esperando de madrugada el regreso de sus hijos pero que nunca reciba la llamada telefónica que anuncia la desgracia con nocturnidad y alevosía. Deseo todo eso. Sólo así podrá, alguna vez, llegar a atisbar el dolor que causó. Sólo así, quizás, llegue a saber que es eso de llevar un peso en la conciencia. Espero eso, nada más. Aunque leyendo lo que he leído y viendo su cara, dudo que así sea.
Punto y aparte.
En relación a lo anterior. El abogado que lleva su demanda también merece un comentario. ¿Hasta donde llega la profesionalidad y dónde empieza la dignidad de cada uno? ¿No es acaso culpable el que le da la razón y el que le asesora legalmente? ¿No hay nadie en este puto mundo que le haya podido convencer que su acto, más que de justicia, es de crueldad?
martes, 29 de enero de 2008
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2 comentarios:
Hola neng, alegra verte de nuevo por aquí.
Han sido necesarios un par de cabrones pa encender la luz, benditos o malditos sean.
Al pedigüeño, ya le he visto el careto, (podría recordarme a algún agente inmobiliario del equipo del Marbellí Muñoz) y la faz del abogado, creo, no ha salido a la luz. Su señora le habrá “amenazao” con un par de bolsas de plástico llenas de ropa interior, si se enteraban de la cochinada, sus amigas del tenis.
Veremos como acaba la pelea y quien acaba pasando por el aro, en Haro.
Salud.
Tomás Delgado ha retirado la demanda contra los padres de Enaitz, el ciclista al que atropelló y mató en 2004.
Esta mañana, al inicio del juicio en Haro, anunció que renunciaba a sus derechos. A veces, la presión social es más fuerte de lo que pensamos.
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