¿Perdón o permiso?

Reflexiones acerca de la Final perfecta

Mañana el Athletic Club de Bilbao se enfrenta al F.C. Barcelona en la Final de la Copa del Rey. No deja de ser paradójico que se arme tanto revuelo cuando ambos equipos (o al menos los países a los que dicen representar) reniegan tanto de España como de su Rey. Pero bueno, a veces es necesario embrancarse en extrañas batallas para que la reivindicación tenga altavoces.

Hablaba de la final perfecta. Así lo creo. Si el Barça tiene que perder la Copa ¿Con qué mejor equipo que el Athlétic? Si pierden los del Bilbao ¿con qué mejor equipo que el Barça? Los dos equipos se quieren y se respetan y entre las aficiones se despierta una simpatía y un buen rollo fuera de toda duda. Supongo que esto entronca con las reivindicaciones (no futbolísticas) de uno y otro bando y que me gustaría destacar aquí.

Aunque tanto vascos como catalanes nos sentimos diferentes, la manera en cómo vivimos esta singularidad es fundamental para entender lo que nos pasa (y lo que no nos pasa). Los vascos en general, y los de Bilbao en particular, no sólo se sienten diferentes sino que se lo creen hasta las últimas consecuencias. Esa, y no otra, es su razón de ser y viven de acuerdo a ello. Los catalanes, en cambio, aunque también nos sentimos diferentes no nos lo creemos. Andamos esquizofrénicos con el corazón catalán y la cabeza en todas partes. Queremos que nos entiendan y nos reconozcan, que nos acepten y nos inviten a sus fiestas. Como esto no pasa, tendemos a la depresión y al lloriqueo infantil con el agravante que las lágrimas nos empañan el sentido del ridículo. A los vascos les importa tres “pipermorroa” que los quieran o los acepten. Ya tienen bastante con sus “gatzatu”, su “txiquitos” y su Athleti.

Resumiendolo todo en una frase: “A veces es mejor pedir perdón que pedir permiso”. Por todo lo dicho no cabe duda que los vascos prefieren la primera opción mientras que los catalanes optan por la segunda. Así nos va. Cuando negociamos con el Gobierno de las Españas (sea del color que sea) a los vascos los dan por imposibles, a los catalanes nos toman por idiotas.

Volviendo al fútbol: espero que por una vez el Barça no pida permiso. Que arranque la copa, que la gane como sea. Ya tendremos tiempo para disculparnos con nuestros hermanos de sangre. Ellos sí lo entenderán.