El juramento no escrito de los "botiguers" dice que nunca en la vida se tiene que dejar la "botiga" desatendida. Esto, en la Costa Brava, se lleva hasta su extremo ya que la temporada es corta y los turistas cada vez gastan menos. Viene esto a cuento porque un colega mío, descendiente de una estirpe de "botiguers" condenada a cien años de soledad detrás del mostrador, se partió la espalda trasteando en su huerto. La vertebra atacó a traición y a traición pinzó el nervio ciático. El resultado fueron tres días en cama sin más movimiento que el de sus parpados aleteando incrédulos ante el panorama: tres días con la “botiga” desatendida! Por suerte, la familia echó una mano y movilizó sus efectivos para que el accidente sólo tuviera consecuencias en el maltrecho ego del enfermo. Ayer lo visité. Lo ha pasado mal pero podía ser peor. Un régimen de Voltaren y de inyecciones diarias de antiinflamatorios ha obrado el milagro. Le pregunté cómo andaba y si realmente le dolía tanto como su aspecto proclamaba.
- Duele sí, pero es que yo soy del Athletic! - respondió animado.Toda una declaración de principios. Y es que para un vasco, o no vasco, ser del Athletic trasciende lo meramente deportivo y entra en el campo de lo personal. Ser del Athletic no es una afición, es una filosofía de vida, una actitud frente al desasosiego. Aunque soy culé (y no pienso cambiar aunque se empeñe el propio Barça) no me vendría mal un poco de ese virus de Lezama que te entra por la vena después del primer “txikito”. Aupa Athlétic! Ánimo Edu!
1 comentario:
¡¡AUPA!!
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